La educación tiene como objetivo la enseñanza y aprendizaje de las reglas de uso de la lengua, para que cada estudiante las respete, reconozca y utilice adecuadamente; así puede asegurarse su continuidad y afianzamiento. No obstante, aun teniendo un mismo código, los hablantes
no lo emplean de modo uniforme. La cultura, nivel social, edad, profesión,
contexto, etcétera, son factores que particularizan la utilización de la lengua, lo
cual genera los diferentes registros de
uso. Ahora bien, cualquier emisor, medio o institución que utilice el idioma (tanto en
su forma oral como escrita) como instrumento de divulgación social, debe asumir
su papel ejemplar con la obligación de respetar las normas de uso establecidas.
Según esta premisa, he desarrollado la ficha adjunta a esta entrada en cuatro partes, que permiten reconocer fácilmente los conceptos y las características de la lengua estándar y de cada uno de los registros de uso de la lengua. Se incluyen términos, expresiones y textos que ejemplifican con claridad los diferentes contenidos. Asimismo, las actividades para desarrollar están secuenciadas de modo que se puede ir consolidando lo aprendido de forma paulatina. Para comprobar la progresión en el aprendizaje, se adjunta a esta entrada otra ficha en la que se incluyen las soluciones a los ejercicios.
Partiendo, pues, de que existen unas normas gramaticales y ortográficas fijadas, y que deben aprenderse y aplicarse en las diversas manifestaciones del idioma, se toma como referencia la lengua estándar como modelo normativo que permita poder abordar posteriormente las características que permiten clasificar las particularidades de uso en los siguientes registros de uso: culto, coloquial y vulgar.

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